La esencia de La Parranda se fragua en el afán por recuperar los fundamentos del Restaurante de toda la vida. Su cocina que defiende los productos de la tierra por su calidad, sabor y frescura.
El gran reto del proyecto fue transformar el establecimiento preexistente (un restaurante clásico de gran solera) en un local accesible y moderno, con una fuerte personalidad, pero sin borrar por completo su trayectoria y pasado.